Hoy he estado presente en la reunión de Evaluación del grupo de alumnos al que les voy a dar clase en mis prácticas. Y hoy he leído una entrada de Nacho Lianes, compañero del presente MAES.
James Cameron, en su película Avatar, decide que el pueblo Na´vi -comunidad que vive en armónico, profundo y permanente contacto con la naturaleza/realidad que le rodea- se salude de una forma que llamó poderosamente mi atención: "te veo". Así cumplimenta la hermosa Naytiri, princesa Omatikaya, a su padre Eytukan: "Te veo". Y así se saludan siempre los omatikaya: "TE VEO".
Son numerosos los guiños que Cameron brinda en esta cinta a lo trascendente, a lo perdurable, a lo que importa. No es la primera vez en su filmografía.
Como decía, hoy he leído esta frase: "...permítanme mi escepticismo a la hora de pensar que a día de hoy una clase llena de monitores sea un recurso para captar su atención [la de los alumnos] y no para su distracción."
De repente, gracias a Nacho, he intentado imaginar una relación "profesor-PANTALLA DE ORDENADOR-alumno", "alumno-PANTALLA DE ORDENADOR-profesor" ¿O no es así la cosa?
Igualmente, también hoy, he escuchado frases como éstas:
"...sí, el trío decorativo que se sentaba al fondo, a principios de curso" (dicho de tres alumnas, supongo, agraciadas, que ya no asisten al instituto)
"...yo espero que sea coherente y siga faltando" (dicho de un alumno conflictivo)
"...entre que falta mucho y que no es muy espabilado..." (dicho de una persona, qué más da quién)
"...afortunadamente desaparecido en combate." (dicho de una persona)
"...aparece por aquí de vez en cuando con una pose de superioridad..." (dicho de una persona)
"...llevaba un tiempo adornando por aquí..." (dicho de una persona)
"...es un caradura impresionante..." (dicho de una PER-SO-NA)
(todo entre risas, ligerezas y jijís, jajás)
Supongo que alguna vez tendré que dar clase en un aula llena de pantallas de ordenador, o llena de vete tú a saber qué cosas. Pero mientras pueda, paso. Y lo digo alto y claro desde mi más lacerante desaliento. Paso de que nada se interponga entre mis ojos y los ojos de mis alumnos. Paso de fijar mi vista, mi vida, mis ojos, mi alma, mi corazón, mi tiempo, mi esfuerzo, mi fatiga, mi muerte, mi entrega, mi todo... detrás de cualquier recurso que no sea los ojos de mi alumnado. Paso de no entregarme, paso de defenderme de nada, de esconderme, de no tirarme a tumba abierta. Mi alumnado: su vida, su alma, su porqué, su historia, su corazón, su tristeza, sus miedos, su alegría, sus esperanzas, sus inquietudes, su soberbia, su debilidad, su orgullo, su universo..., su quién sabe qué cosas, qué circunstancias, qué concreciones existenciales que les han hecho ser así..., su realidad. Te veo.
Sé que es radical y extremo. Lo sé. Pero mi abatimiento después de la reunión de esta mañana también lo ha sido. Y he pensado que los profesionales que allí había también tienen sus limitaciones, su historia, sus necesidades, sus problemas, sus realidades concretas... lo sé. Pero realmente creo que un profesor lo que menos tiene que enseñar es su materia. De tu profesión te podrás cansar, de las personas -¡¡si te las renuevan cada año!!- no.
Mi materia sólo será mi excusa. Mi objetivo cada día será "ver-te".
Sí, supongo que usaré las TIC para ciertas cosas. Pero jamás -JAMÁS- se inventará una tecnología, por avanzada que sea, capaz de sentarse delante de una persona y, mirándola a los ojos, entender porqué o porqué no se inunda de alegría o de tristeza hoy su corazón.
Te lo juro: te veo.
Ánimo compañer@s; hay mucho por hacer. Y no es enseñar Ciencias Sociales... o Filosofía, o Música, o Historia de las religiones...